miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL ÁMBITO LABORAL Y LEGAL

 
Una de las características esenciales del trabajo periodístico es la permanente interpretación de la realidad. Los periodistas estudian el mundo que les rodea, lo analizan, seleccionan entre todas las informaciones posibles aquellas que consideran de mayor interés para su público y organizan el trabajo productivo al que está sometida la información en la redacción de un diario. El periodista se convierte así en un permanente analista, un filtro que decide sobre lo que el público debe conocer, un intérprete de la realidad.

En ocasiones, dentro de su actividad, el periodista acude al lugar donde suceden los hechos para recabar información y ponerla a disposición del público. Sin embargo esta actividad que parece sencilla, está enmarcada en un largo y laborioso proceso que se inicia en el instante en que sucede algo y permanece hasta el mismo momento en que el periodista lo pone en conocimiento del público. A lo largo de todos los eslabones de esta cadena de comunicación, el periodista va modelando la realidad, selecciona las noticias, publica los datos más oportunos, elige los términos más adecuados para sí texto y lo ubica en los espacios que considera oportunos. Todo ello con la mirada puesta en un objetivo final: conseguir la rápida e inmediata intercomunicación con su público lector. 

Para elaborar cada una de las informaciones que publica, el periodista dispone, normalmente, de muchos más datos de los q           ue utiliza. De entre todos los datos disponibles selecciona aquellos que considera que tienen mayor interés para el público y , además, ordena, voluntariamente esos datos colocando habitualmente lo que considera más interesante y novedoso al principio y dejando para el final los aspectos de menor interés.

La profesión periodística está marcada por la intencionalidad. Intencionalidad que deriva de la intervención directa de una profesión que selecciona las noticias, decide sobre su tamaño y ubicación; elige los datos que considera más adecuados, los ordena de acuerdo con una jerarquía que considera oportuna y elige términos más adecuados para su redacción.

Una intencionalidad que, sin embargo, no quiere decir, ni mucho menos, que el trabajo informativo no deba estar regido por normas. Unas de carácter legal, y otras de carácter fundamentalmente ético y deontológico.  

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